El enemigo de mis éxitos
Solo unas líneas. Ya cuando el sol no está y el día suena a muerte.
Mil quinientos pasos y órdenes desprovistos de utilidad.
La ventana lo suficientemente abierta como para dejar entrar los insectos del verano.
Se me va la vida en descifrar cuál es mi enemigo más cruel, el que me atormenta, me inmoviliza.
Que no atreve a asomar mi lápiz en el papel, mis ojos en los blancos.
Que encuentra siempre una excusa, un sin sentido.
Quiero tomar el elixir de la palabra, desbordarme hasta que me sangren los dedos y las dudas.
Poder quitarle el poder al villano, una vez, más veces.
Encadenarlo en mi cama y hacerle el amor solo por las mañanas. Cuando todo empieza, cuando el sol sea testigo.
Ahora surge en mi voz, en mil idiomas, en mil formas indescifrables.
Que lo siga, que no accione, que no tiene sentido ni es veraz.
Cuánto cuesta este orden que me ocupa, este orden absurdo y necesario.
Sobran motivos para retirarme, para seguir mis pensamientos en el pensamiento.
Para pudrirme en ellos, hemorragias de ideas nunca realidad.
Sobran motivos para seguirlo, al enemigo de mis éxitos, al asesino de mi libertad.